Arañas camello

Arañas camello

La araña camello es un arácnido bastante peculiar dentro de la clasificación de estas especies. Cuentan con diferentes nombres por las que es habitualmente conocido, como arañas Sol o incluso escorpión del viento, un identificativo que tiene una gran controversia, ya que esta araña, en vez de tener ocho patas, cuentan con diez. Si quieres saber toda la información de la que disponemos de esta increíble especie de araña, te invitamos a que sigas leyéndonos para aprender más.

Características de la araña camello

El nombre científico que reciben estos arácnidos es el de Solifugae, haciendo referencia a su aversión por el Sol, evitándolo en la medida de lo posible, por lo que, por lo general, siempre la encontraremos en sitios con sombra, aunque hay un dato curioso relacionado con la creencia de que estas arañas comen humanos, que más tarde te analizaremos en el apartado de alimentación.

Tal y como te hemos comentado en la introducción, son arañas que cuentan con hasta diez patas, por lo que se ha estudiado en varias ocasiones clasificarlas en otra categoría completamente diferente, ya que no cuenta con una de las características principales de las arañas. Sus dimensiones pueden variar mucho, siendo habitual que tenga unos 7 centímetros de longitud, aunque se ha llegado a encontrar arañas camello de más de 15 cm. A diferencia del resto de arañas, su cuerpo es muy alargado, dejando atrás la estructura redondeada tanto de cabeza como de torso o abdomen, razón por la que tampoco se piensa que sea una araña, encontrándose más cercana a los escorpiones. Respecto al interior de su cuerpo, cuenta con órganos más desarrollados que los arácnidos, aunque esto puede ser también por su tamaño. El color habitual de esta especie es el marrón, variando entre los tonos más claros a los más oscuros, según la región en la que habite, ya que utiliza esto para camuflarse.

¿Dónde viven las arañas camello?

El hábitat de estas arañas se encuentra en las regiones más secas, siendo muy habitual encontrarse vídeos por internet de soldados estadounidense en Irak y otras zonas desérticas comentando y visualizando estas arañas impresionantes.

Les suele gustar los climas áridos, con mucho calor, sin embargo, no les gusta que les dé el Sol directamente, por lo que prefieren situarse en la sombra para descansar y también esperar a sus presas. A pesar de que prefieran vivir en este tipo de entornos desérticos, también se las ha encontrado en bosques y zonas rocosas, aunque no suelen tener las mismas características ni tampoco tener una esperanza de vida tan amplia como aquellas que viven en el desierto. Su supervivencia se basa, además de que son grandes cazadoras, pueden camuflarse perfectamente con el entorno, y su cuerpo les permite introducirse entre varias rocas para evitar ser encontrada.

Alimentación de las arañas camello

Se sabe que las arañas camello suelen ser agresivas con todo lo que esté a su alrededor, incluso si se encuentra cerca de un depredador o un animal de buen tamaño, plantará cara para defenderse, atacando con sus colmillos.

Debido a que en su hábitat va a encontrar poco alimento o este suele ser escaso, no va a perder en ningún momento la oportunidad de alimentarse, aunque tenga en ciertos momentos que dejar un insecto o animal a medio comer porque ya no puede ingerir más. Son los especímenes más grandes aquellos que tienen más facilidad para alimentarse, convirtiéndose además en los más letales de todos.

Antes de hablar de la verdadera alimentación de estas arañas, queremos tumbar el mito de que las arañas camello comen humanos, puesto que es totalmente falso. Es cierto que una picadura de esta araña puede hacer mucho daño, no por su veneno, el cual no es muy potente, sino por las pinzas de su boca, que son muy fuertes y atacarán rápidamente. Uno de los mitos que se tienen es que se les ha visto persiguiendo a humanos en el desierto, como soldados, pero realmente lo que quieran era esconderse del Sol en las sombras de estas personas, sin pensamiento de atacar.

La dieta diaria de este arácnido es muy variada, pudiendo alimentarse de insectos de gran tamaño a los que ha dado caza, o incluso aquellos que han sido devorados por otros animales, aunque esto ocurrirá en el menor de los casos, sobre todo porque disfruta dando caza a sus propias presas. Dentro de su alimentación podremos encontrar desde roedores, como pequeños ratoncitos hasta serpientes o lagartos, haciendo todo lo posible para que tanto el tamaño, como las características de estos reptiles le aseguren una victoria. Aunque no suelen atacar a otras arañas, también podrá devorarlas, siempre que necesite alimentarse.

El momento del día que suelen usar para buscar a sus presas es por la noche, momento en el que la mayoría de animales buscan refugio, dándoles caza prácticamente sin que se enteren. Aunque esto es así, no dudan de atacar a cualquier otro animal que pueda ponérseles por delante, sobre todo si no han conseguido comer en exceso.

Reproducción de las arañas camello

Existen muchas incógnitas referentes al apareamiento de esta especie, ya que, por lo que se conoce, suele realizarlo en cuevas o lugares oscuros sobre todo, en la noche. Cuando el macho y la hembra se encuentran es cuando se produce el apareamiento, siempre y cuando esta última ha dado el visto bueno, ya que si no lo ve saludable, lo rechazará o incluso lo atacará para darle muerte. En el caso de encontrarse dos machos, el más grande y fuerte será el que se lleve a la hembra para poder transmitir sus genes.

Antes de este proceso, la hembra suele alimentarse con voracidad, ganando en peso y en dimensiones, puesto que va a necesitar gran cantidad de nutrientes para producir y depositar los más de 200 huevos que colocará en una pequeña madriguera escondida en el suelo. Durante el tiempo que dura la gestación de las pequeñas arañas, la hembra no se separará de sus huevos, protegiéndolos de cualquier depredador, por lo que estará muchas semanas sin comer. En el momento en el que empiezan a eclosionar, sale y los deja a su aire. Si una hembra muere de hambre, su cuerpo servirá para alimentar a sus propias crías.